En nuestro país se producen 294 rupturas de pareja al día, según confirma el Instituto de Política Familiar en su primer informe acerca de cómo evoluciona el concepto de familia en las sociedades modernas Descarga
Está claro que este es un fenómeno multifactorial que responde a causas de todo tipo: culturales, políticas, económicas…Sin embargo, desde nuestro conocimiento como psicólogas hoy queremos dar unas breves pinceladas acerca de cuáles son los factores a nivel de relación que pueden provocar el desgaste de la pareja hasta el punto de desembocar en una ruptura.
Uno de los investigadores con mayor conocimiento en el ámbito de la terapia de pareja es John M. A lo largo de muchos años, este autor realizó potentes investigaciones con varios miles de parejas, llegando a conclusiones realmente interesantes. Hoy en concreto queremos hablaros de lo que el denominó «Los cuatro jinetes del apocalipsis». Estad atentos/as.
Según Gottman, existen cuatro elementos pueden llegar a ser letales para una pareja. Ojo, no nos alarmemos antes de tiempo: el hecho de que nos veamos reflejados/as en alguno de ellos no significa que tengamos que salir corriendo.
1- La crítica: Es importante diferenciar entre la queja y la crítica. Aunque puedan parecer intercambiables, no son lo mismo. Las quejas son más específicas, se refieren a algo concreto » me cabrea que nunca llegues a la hora que habíamos quedado», «no soporto que dejes tu ropa tirada por el suelo». Sin embargo, la crítica da un paso más allá y se generaliza a características de la persona a la que nos dirigimos: «eres un desastre, nunca llegas puntual» «siempre dejas todo tirado, hay qué ver lo desordenado que eres». Hasta aquí no habría porqué alarmarse en exceso. El hecho de que detectes comportamientos de este tipo en tu relación de pareja no indica que os encontréis a las puertas del divorcio. El problema es que cuando éstas son constantes, van preparando el terreno para que aparezcan los demás jinetes, más perjudiciales
2- El desprecio: Dirigirse al otro faltando al respeto a través de gritos, insultos, gestos despectivos… pero también con formas quizás más sutiles como son la ironía o el sarcasmo. Cuando nos dirigimos a alguien con desprecio lo hacemos normalmente con la intención de ofender y esto provoca que el otro/a se sienta infravalorado. «Estoy harto de repetírtelo, pareces tonta», «¿Qué pasa, estás sordo o qué?» «No te enteras de nada, no me voy a molestar en explicártelo». Este tipo de ejemplos son ciertamente más corrosivos para la pareja, y pueden verse aumentados cuando existen muchos pensamientos negativos sobre la pareja que se han estado guardando durante mucho tiempo y sin resolver.
3- La actitud defensiva: Supone no aceptar una queja o comentario negativo proveniente del otro/a de tal forma que se responde contraatacando. Tomando alguno de los ejemplos anteriores, ante un «no soporto que dejes tu ropa tirada por el suelo», la actitud defensiva sería algo así como «pues yo no soporto que nunca repongas el papel higiénico» o «muchas veces eres tú el/la que la deja tirada y yo no digo nada». Este tipo de interacción difícilmente hará que se resuelva el conflicto y lo normal es que haga que las cosas empeoren, ya que se centra en culpabilizar al otro y en evitar analizar nuestra responsabilidad en lo que nos están comunicando.
4- La actitud evasiva: Esta es una de las últimas en hacer su aparición y tiene lugar cuando ya existe un gran desgaste en la pareja. Se manifiesta a través de actitudes tales como ignorar a la otra persona, mostrar indiferencia hacia ella e incluso hacer como si no existiera. Cuando uno de los miembros de la pareja quiere mostrar su descontento al otro y éste le responde con actitud evasiva las consecuencias pueden ser desastrosas. Así, este «pasotismo» no hace más que avivar la llama y aumentar las quejas del que quería hablar, lo que a su vez provoca que el que toma una actitud evasiva todavía quiera desentenderse más de la situación. Vamos, un lío tremendo.
«Cuando uno de los miembros de la pareja quiere mostrar su descontento al otro y éste le responde con actitud evasiva las consecuencias pueden ser desastrosas».
Estos son los cuatro jinetes del apocalipsis identificados por Gottman, y si bien es cierto que pueden darse por separado y no suponer un problema irresoluble, juntos pueden hacer que la pareja acabe por destruirse. Cuanto antes los identifiquemos y nos pongamos a trabajar sobre ello, más fácil será que la pareja no se vea resentida y que podamos acabar ¡felices y comiendo perdices!