«Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día nos digan adiós».
Esos locos bajitos, J.M. Serrat.
Vuelta al cole. Despertadores a alto rendimiento, carreras para llegar a todo, desayunos express y mucha paciencia. Los niños comienzan las clases, con todo lo que ello conlleva.
Agustín es uno de esos niños. Ha pasado un verano fantástico y la idea de volver a empezar no le agrada demasiado, aunque reconoce que tiene sus partes buenas. Ya han pasado unos días desde el comienzo del curso y empiezan las tareas, los «ejercicios para mañana» y las entregas. Esta tarde, después de comer, sus padres le preguntan acerca de los deberes. Agustín está un poco perdido, le suena que había que hacer algo de matemáticas, pero no recuerda muy bien qué era. Además, de vuelta a casa alguien le dijo «no se qué» de unos mapas, pero tampoco sabe mucho de qué va el tema. A sus padres no les hace ninguna gracia que a estas alturas ya ande tan despistado, algo tienen que hacer para que al día siguiente el niño se presente en clase con lo que los profes han pedido. De lo contrario, pensarán que Agustín es un descuidado y de ellos que son unos padres muy despreocupados. Afortunadamente, pueden echar mano del grupo de whatsapp en el que están todos los papás y mamás de 5ºB . Así, a las siete de la tarde, los 3 ejercicios de mates de la página 15 están resueltos y los mapas de España que habían mandado comprar la semana pasada están ya metidos en la mochila.
Esta es una escena típica que puede resultarnos familiar. Y sí, lo reconocemos…¡estos grupos de whatsapp pueden salvarnos de muchos apuros! Sin embargo, y tomando esta pequeña historia como ejemplo, hoy queremos invitaros a reflexionar sobre un tema que consideramos muy interesante. Basándonos en las ideas que Marisol Ampudia refleja en su libro Con la mejor intención, pretendemos ayudar a entender cómo se producen determinadas dificultades de la vida diaria y cómo, aun con la mejor intención, contribuimos a complicar las cosas justamente con algunos de nuestros intentos para solucionarlas.
«Pretendemos ayudar a entender cómo se producen determinadas dificultades de la vida diaria y cómo, aun con la mejor intención, contribuimos a complicar las cosas justamente con algunos de nuestros intentos para solucionarlas».
Tomando como ejemplo el tema del whatsapp… ¿estamos realmente ayudando a nuestros hijos si cuando llegan a casa y no recuerdan las tareas pendientes acudimos a otros papás para que nos resuelvan las dudas? Es probable que a corto plazo sí, les estaremos evitando una reprimenda y cumpliendo nuestra obligación de estar pendientes de sus cosas. Sin embargo, debemos preguntarnos, ¿cuál es nuestra pretensión última como padres? ¿Qué es más importante, que lleve los problemas de mate resueltos o que aprenda a responsabilizarse de sus cosas? ¿Que complete la redacción de lengua o que entienda que los actos tienen consecuencias, y que si uno se equivoca debe de tratar de enmendar el error por sí mismo? ¿Que lleve los mapas políticos de España o que aprenda a ejercitar su autonomía?
La educación de los hijos es un tema que preocupa a todo padre, lo que nos impulsa a esforzarnos en dar lo mejor de nosotros mismos para tratar de conseguir lo mejor para ellos. Pero, ¿qué implica educar? Tal y como lo entendemos desde nuestra experiencia como psicólogas, educar no es otra cosa que apoyar al niño en su desarrollo cerebral, para que el día de mañana su cerebro le permita alcanzar la autonomía y sentirse bien consigo mismo. Sabemos que dicho así parece sencillo, pero tiene sus complicaciones y la mayoría de padres y madres no han recibido información acerca de cómo pueden ayudar a sus hijos en este proceso, de ahí nuestra intención de dar unas breves pinceladas sobre este asunto.
Por nuestra consulta de psicología han pasado padres entregadísimos dispuestos a cualquier cosa con tal de ayudar a sus hijos, incluso a cortarse un brazo si fuese necesario (¡¡por favor, no!!). El problema viene cuando lo que se les solicita es «no hacer». Es necesario que los niños tomen sus decisiones (adaptadas a su edad, obviamente), que se equivoquen, que aprendan de las consecuencias, que sientan que los tenemos en cuenta y que les encargamos responsabilidades. Y sí, ésto nos asusta, porque sabemos que sus decisiones pueden acarrearles disgustos, porque creemos que no están preparados, porque no estamos de acuerdo con su punto de vista… y es en estos casos cuando, con la mejor intención, tratamos de intervenir y actuar por ellos. Sin embargo, no sólo les estaremos impidiendo aprender y desarrollarse de manera autónoma, sino que les estaremos mandando el mensaje de que «no pueden», que necesitan de otro que se ocupe de sus cosas; de que a fin de cuentas, no son del todo competentes.
«Es necesario que los niños tomen decisiones (adaptadas a su edad, obviamente), que se equivoquen, que aprendan de las consecuencias, que sientan que los tenemos en cuenta y que les encargamos responsabilidades«.
Estos pequeños gestos por nuestra parte, que ahora pueden parecernos insignificantes, pueden tener consecuencias negativas cuando los niños se van haciendo mayores. Cuidamos a nuestros hijos como si fueran de cristal, tratando de evitarles cualquier esfuerzo o frustración, hasta que un día nos encontramos en casa con un pequeño tirano que no tolera una negativa o que las cosas no salgan como a él le gustaría. Además, llega un punto en el que comenzamos a sentir que ya no nos corresponde a nosotros hacer según qué cosas y que deberían empezar a valerse por sí mismos. Es en este momento cuando muchas familias llegan buscando consejo psicológico.
Por eso desde Psicología 3 Pasos queremos invitaros a reflexionar acerca de cuáles de las cosas que estamos haciendo hoy, por bienintencionadas que sean, están contribuyendo realmente a que el desarrollo de la autonomía de nuestros pequeños/as se complete de manera satisfactoria y cuáles de ellas simplemente nos están ayudando a ir salvando los obstáculos del día a día.
Esto de los grupos de whatsapp es sólo un ejemplo. Existen un montón de circunstancias en las que nuestras intervenciones, aun viniendo con la mejor de las intenciones, desembocan en consecuencias que a la larga no nos agradan. Si os interesa este tema hacédnoslo saber y nos pondremos a trabajar en ello. ¡Hasta la próxima!